La civilización griega de comienzos del
año 1200 a.n.e (antes de nuestra era) hasta el año 140 a.n.e, nos dejó un legado cultural y científico
perdurable. Su influencia en lo que llamamos hoy conocimiento moderno se
aprecia en la literatura, la poesía épica, el Teatro, la geometría y
la filosofía. Precisamente con el lente de la literatura y la poesía griega,
podemos hacer un viaje por su rica mitología de dioses y semidioses en estrecha
convivencia con los humanos, por cierto, dioses bastante humanizados que pueden
ser intensamente emocionales y hasta vengativos y crueles con los seres
humanos, al fin de cuentas no tenían nada que envidiarle al dios del
antiguo testamento Jehovah, que atormentaba y masacraba a los pueblos
que tenían la mala fortuna de cruzarse en el camino de su "pueblo elegido".
Se habla fundamentalmente de 12 dioses Olímpicos que constituyen los principales dioses del panteón griego, en correspondencia con los principales dioses romanos, pueblo que acogió y sincretizó la mitología griega como suya. Estos dioses que habitaban el Monte Olimpo, el más alto de Grecia, y sus equivalentes romanos eran los siguientes: Zeus (Jupiter), Poseidón (Neptuno), Afrodita (Venus), Hermes (Hermes), Deméter (Ceres), Atenea (Minerva), Artemisa (Diana), Ares (Marte), Hefesto (Vulcano), Hera (Juno), Hestia (Vesta) y Apolo (Pitio). Por supuesto hay más dioses que aunque son muy importantes en la mitología griega, no aparecen referidos como Olímpicos ya que su reino era de otra parte, como por ejemplo Hades (Plutón) que era amo y señor del inframundo, el reino de los muertos.
Representación de los doce dioses olímpicos con sus atributos en procesión. Walters Art Museum. Fuente: Wikipedia. La Enciclopedia Libre. Dioses olímpicos |
Se pueden apreciar algunos paralelismos entre la mitología griega y la mesopotámica, lo que hace pensar que lo único que hicieron los griegos, fue tomar las historias de dioses de culturas ya existentes, y les añadieron más leyendas y mitos, e hicieron su propia versión más adornada y quizá más poética. En esa línea de análisis, reconocemos el carácter antropomorfo de ambos grupos de deidades, la capacidad de transformarse a voluntad de hombre a bestia y viceversa (seres metamórficos), que fueron profusamente descritas por las dos culturas.
También en las dos mitologías, podemos apreciar que los dioses interactuaban de forma muy íntima con nosotros los mortales y se caracterizan con emociones, pasiones e iniquidades muy humanas. De hecho, frecuentemente la resultante de esos contactos íntimos era la concepción de un ser híbrido, un semidios, cuya disposición y derecho era reinar sobre los demás hombres.
La mitología griega está saturada de historias en las que se hace alusión a capacidades más allá de las posibilidades del humano de la época. Seres capaces de abarcar inmensas distancias gracias a artefactos voladores y que portaban armas devastadoras. Dioses que entregan conocimiento prohibido, imposible de abarcar para cualquier humano de aquellos tiempos o «poderes sagrados» que quizá hoy vemos como algo cotidiano gracias a la tecnología moderna. Dioses con la capacidad de remontar el vuelo gracias a lo que parecen ser avances tecnológicos que hoy podemos reconocer sin impresionarnos.
El dios Helios, dios del Sol, viajaba por el cielo en un fabuloso carro fabricado con oro, plata y piedras preciosas, y tirado por cuatro caballos que escupían fuego. El dios Poseidón atravesaba una inmensa distancia con apenas tres pasos, Hera viajaba con la rapidez del pensamiento, Hermes y Atenea descendían planeando sobre sandalias aladas, Atenea a veces era representada volando como un halcón, Penélope contaba con un carro de guerra alado, que cuando corría por el mar no se mojaba los ejes. Los antiguos semidioses Griegos tenían cascos que los hacían invisibles, tenían petos que los hacían invulnerables a las armas enemigas, tridentes que disparaban rayos…en fin, la alusión a elementos y artilugios fantásticos que les permitían a los dioses y semidioses griegos, superar las limitaciones humanas y tecnológicas de la época, es abundante.
Entonces cabe que nos hagamos la pregunta obvia. Todos estos elementos maravillosos propios de los dioses y que fueron plasmados en la mitología helénica, surgen de la profusa imaginación de los poetas e historiadores griegos o podrán corresponderse con vivencias de testigos presenciales, que solo podían describirles de acuerdo al limitado conocimiento con el que contaban para ese momento.
Y si la respuesta es que efectivamente se están narrando historias ancladas en la realidad y no hechos fantásticos, ¿Quiénes, hace más de 3000 años, podrían tener la capacidad tecnológica para volar, hacerse invisibles o disparar rayos devastadores?. Solo cabe una respuesta y es que por allá en el 1000 o 1200 a.n.e, fuimos visitados por seres con apariencia humana, tecnológicamente mucho más avanzados que nosotros, a quienes los pobladores que habitaban la península griega les otorgaron el carácter de divinos y sobrenaturales, por no poder darle una mejor explicación a la evidente superación de las capacidades y limitaciones humanas de la que hacían gala, gracias a la tecnología avanzada con la que contaban.
Si los antiguos griegos inventaron
estas historias de dioses que bajan del cielo a la tierra y sus narraciones de
los dioses olímpicos no tienen ninguna relevancia histórica, llama
la atención el descubrimiento de la verdadera ciudad de Troya (que desde siempre se consideró pura leyenda y mitología), realizado por Heinrich Schliemannen en 1870, basándose tan
solo de la descripción de esta en la Ilíada, escrita por Homero en el siglo 8
a.n.e. Una ciudad legendaria inmersa en el mito que se comprobó era real, tal cual fuera descrita hace casi 3000 años.
W. Raymond Drake, historiador inglés, ha estudiado la civilización Greco-Romana en profundidad y propuso que la civilización griega de la antigüedad, al igual que buena parte de las culturas antiguas que erigieron obras arquitectónicas monumentales, era una colonia extraterrestre. así lo explica y argumenta en su libro de 1976; Dioses y astronautas en Grecia y Roma.
Raymond Drake escribe en este libro que “El mito no es imaginación, ni ficción etérea de un
pasado hace mucho olvidado, mas sí una tradición oral, recuerdos oscuros de una
remota antigüedad, con intensa impresión en la mente popular”. El autor inglés relata hechos que coinciden en la cultura griega y la romana, y muchos de ellos tienen su correlato con la mitología judeocristiana de la Biblia, y con escritos que se presumen aún más antiguos demarcados por la historia en la civilización sumeria. Por ejemplo: Urano (Cielo)
desposó a Gea (Tierra) y fue padre de doce hijos gigantes, los Titas, y también
de tres hijos rebeldes, los Cíclopes, que tenían un sólo ojo. Sobre esto, Drake explica que “Si ridiculizamos los mitos
griegos, esto se debe al hecho de que estos cuentos se contradijeron con la
presente manera convencional de pensar. Hoy nuestras mentes son condicionadas
por la cultura contemporánea, y no podemos sintonizarla con el clima mental,
con el espíritu de las eras pasadas"
Exociencias.com. El Origen Extraterrestre de los
Dioses Greco-Romanos.
http://exociencias.wordpress.com/2011/05/13/el-origen-extraterrestre-de-los-dioses-greco-romanos/.
Los ejemplos de historias de dioses volando en curiosos artefactos, armas apoteósicas y proezas sobrehumanas gracias a artilugios impresionantes, se dan profusamente en la cultura hindú, en la mitología nórdica, en los registros de las culturas precolombinas de Sur y Centro América, en la tradición oral de los nativos australianos y en otras muchas más culturas que pueden remontarse miles de años en el pasado, tantas historias y "coincidencias" que dan para pensar que al igual que en las "leyendas" griegas, podría haber mucho de realidad.