Lo que empezó en la madrugada del 13 de junio pasado como un ataque “preventivo” de Israel contra instalaciones nucleares iraníes y su cúpula militar (dejando más de 200 civiles muertos en el camino el mismo día), escaló en pocas horas a una crisis global gravísima. Y lo peor, es que fue premeditadamente malintencionado por parte de Israel.
Al respecto, no deja de sorprenderme el nivel de hipocresía
y capacidad de manipulación de la gran prensa, que sataniza a Irán por su
supuesto desarrollo de armas nucleares (lo que justificaría según la cretinada
internacional el “ataque preventivo”), ignorando que Irán es firmante del Tratado
de No Proliferación Nuclear (TNP), los informes reiterados de la AIEA (Agencia
Internacional de Energía Atómica) y hasta declaraciones de la inteligencia del
propio gobierno Trump, que desmienten la narrativa del desarrollo nuclear
bélico de Irán. Mientras tanto, Israel, que se negó a firmar el TNP y no
permite ser auditada al respecto, se pasea campante sin reproche alguno de la prensa internacional, a pesar
de que el mundo sabe que tiene el juguete nuclear desde 1969 y se calcula que
cuenta con entre 90 y 400 cabezas nucleares actualmente.
¿Por qué tantos aceptan como verdad absoluta que “Irán es
un peligro con armas nucleares”, pero nadie se escandaliza de que potencias
como Israel o USA, con historial militar criminal y siendo el primero un
reconocido Estado genocida (y el segundo también, aunque sin pronunciamientos
internacionales al respecto), sí las tengan, o incluso en el caso de USA, las
hayan empleado contra objetivos civiles?
Como dice el dicho: “EE.UU. no ataca a países porque tienen
armas nucleares, sino porque no las tienen.” Caso claro: Corea del Norte.
A esto se suma la narrativa occidental de victimizar a
Israel, ignorando los pronunciamientos de la Corte Internacional de Justicia
(CIJ), la Corte Penal Internacional (CPI), Human Rights Watch y Amnistía
Internacional, que han acusado al Estado israelí de genocidio y ocupación
ilegal de Palestina, y condenado duramente el reciente ataque a Irán, en
particular la irresponsabilidad que implica atacar instalaciones en las que se
enriquece uranio, restándole gravedad a que esto podría haber desencadenado una catástrofe
nuclear comparable a Chernóbil.
Incluso la gran prensa y poderes hegemónicos callan ante la
evidente actitud imperialista de USA y aplauden como focas a la administración
Trump, a pesar de haber cruzado flagrantemente toda línea roja de ética y
diplomacia internacional: No se puede ni debe callar o minimizar que este
bombardeo, es una declaración abierta de guerra contra Irán, que viola toda
legalidad internacional. Pero el mundo “civilizado” lo aplaude, endiosando a
Trump y al poder militar gringo. La “mentira verdadera” de Orwell se
queda corta frente al circo mediático de esta posverdad global.
¿Dónde estamos parados?
A estas alturas, decir que nunca estuvimos tan cerca de una
Tercera Guerra Mundial gracias a la arrogancia y estupidez de Israel y USA, no
es exagerado. Lo más grave es que, aunque Irán no es rival nuclear de Israel ni
de USA, ahora, empujado al abismo, buscará arrastrar a Rusia, China, Corea del
Norte, Pakistán o incluso a grupos terroristas capaces de fabricar bombas
sucias, hacia esta confrontación con visos nucleares, y especialmente a estos últimos
grupos que les valen poco (al igual que a USA) los acuerdos internacionales o
las sentencias y validez de los derechos humanos.
Mientras Trump se ufana de una “victoria total”, medios como
Bloomberg afirman que las instalaciones iraníes no fueron destruidas ni
seriamente dañadas. Lo único que logró EE.UU. fue darle a Irán la justificación
perfecta para romper el TNP y avanzar hacia el desarrollo nuclear como
mecanismo de disuasión. Otra “victoria vacía” de este personaje tragicómico que
habita la Casa Blanca.
Hoy finalizando junio, tras 12 días de ataque-reacción, se alcanzó una tensa tregua mediada por EE.UU. y Qatar, declarada como “cesación completa” por Trump el 24 de junio. Sin embargo, violaciones mutuas —misiles de Irán sobre Beersheba y episodios de bombardeos israelíes cerca de Teherán— indican que esta calma es frágil y superficial.
Esta tregua permite ganar tiempo diplomático, pero no reduce la amenaza nuclear
ni la escalada militar, y deja abierta la posibilidad de una nueva chispa que
lo reinicie todo.
Consecuencias inmediatas
Irán ya ha anunciado su intención de cerrar, al menos
parcialmente, el estrecho de Ormuz, por donde transita el 17% del petróleo
global. Esto afectará a todo el mundo, pero especialmente a USA y a China (esta
última recibe más del 7% de su petróleo directamente de Irán, y la mayoría del
resto, también pasa por ese estrecho). Esto podría ralentizar la economía china
y hacerla más vulnerable ante la presión estadounidense y la amenaza militar
abierta de estos bárbaros que cada vez más, se posicionan como los matones del
mundo.
Rusia, en cambio, saldría beneficiada: es exportador de
petróleo y autosuficiente energéticamente. Si el precio del petróleo sube a más
de $120 por barril (analistas pronostican una subida del 70% o más), los rusos aumentarían
sus ingresos estratégicamente, lo que pareciera que los gringos no han
dimensionado suficientemente. A Colombia, Venezuela y México también podría
beneficiarnos en este aspecto.
Sin embargo, si el conflicto escala hacia el uso de armas nucleares tácticas
por parte de Israel o EE.UU., Rusia se vería obligada a intervenir, por su
alianza estratégica con Irán, que además ha sido clave en su victoria en
Ucrania.
¿Qué opciones le quedan a EE.UU.?
- Bombas
nucleares tácticas: impensables… pero no imposibles. Con el desquiciado
sin freno de Trump, todo es posible. Podría no ocurrir de inmediato, pero
el riesgo a futuro es real. Esto sería el acabose mundial.
- Intervención
terrestre con comandos en las instalaciones nucleares de Irán: Esto sería extremadamente
arriesgado. Recordemos el fracaso y vergüenza de la operación gringa para
liberar la embajada en Teherán en 1980.
- Esperar
una represalia para justificar una guerra total: lo más probable. Si Irán
ataca directamente territorio estadounidense, como podría ocurrir, no
faltará quien lo use como excusa para escalar.
¿Y cómo podría responder Irán ahora?
- Atacar
bases estadounidenses en Irak, Siria o el Golfo Pérsico. Ya amenazó con
esto, por lo que es casi seguro que ocurra.
- Movilizar
a sus milicias aliadas, como Hezbolá y los hutíes de Yemen. Es muy factible
que lo haga atacando a Israel o en contra de intereses estadounidenses en
el medio oriente.
- Ejecutar
ataques selectivos contra intereses israelíes o incluso acciones dentro
del territorio estadounidense. La verdad este paso estaría justificado y
si viviéramos en un mundo “basado en reglas”, así debería ser.
Al respecto, decir que el llamado
"orden mundial basado en reglas" es una gran farsa. Occidente lo
vendió como una promesa de justicia, pero solo aplica para los débiles. Las
potencias y en particular USA violan tratados, bombardean y matan con impunidad,
mientras que se abrogan el derecho de ser los policías y valedores mundiales
del cumplimiento de dichas normas, que solo obligan a las naciones más débiles
militar o económicamente.
- Romper
definitivamente el TNP y desarrollar un arma nuclear (ellos mismos se
autolimitan por sus creencias religiosas para desarrollarlas…se supone), o
incluso adquirirla de Corea del Norte o Pakistán. Ya se las han ofrecido los dos de manera
directa y pública y se dice que de manera no pública China y Rusia.
¿Y concretamente como se plantarán los países del resto
del mundo?
- China y Rusia mantienen una postura ambigua y seguramente así seguirán: condenan el ataque, pero aún no actúan militarmente.
- Yemen ya declaró la guerra a Israel y EE.UU. Los hutíes podrían cerrar el estrecho de Bab el-Mandeb, afectando aún más el comercio global. Por allí pasa el 10% del comercio marítimo mundial y más de 6 millones de barriles de petróleo al día.
- Pakistán
ha sido claro: si Israel emplea armas nucleares contra Irán, ellos
responderán con armas nucleares contra Israel. Este es un punto de
quiebre histórico que se debe mirar con absoluta seriedad.
¿Estamos ante la III Guerra Mundial?
No es inminente, pero nunca hemos estado tan cerca. Lo alarmante es la facilidad con la que esta situación puede escalar, especialmente considerando cómo se van delineando los bloques de poder.
Y para terminar, un toque de conspiranoia, muy a mi estilo; no deja de ser llamativa la célebre profecía (que, ante la realidad de los acontecimientos, sería más bien una “profecía autocumplida”) atribuida a Albert Pike, exhibida durante años en el Museo Británico (hoy retirada), donde le escribe a Giuseppe Mazzini (supuestamente en 1871) describiendo con asombroso detalle los frentes, actores y consecuencias de tres grandes guerras mundiales. La primera y la segunda parecerían haberse desarrollado casi al pie de la letra. Pero lo más inquietante está en la tercera, que según esa visión sería un conflicto de gran escala entre el sionismo político y el mundo islámico, destinado a arrastrar a las naciones a una confrontación existencial, mientras una humanidad agotada clama por un nuevo orden.
Lo que es claro es que, aunque su autenticidad es por ahora incierta, la precisión con la que la carta describe los alineamientos y consecuencias de las guerras globales es muy diciente y sugerente.